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jueves, 26 de noviembre de 2015

La Disciplina y los Niños




La palabra disciplina es confundida o mal interpretada tan a menudo que, se vuelve algunas veces una palabra temida por grandes y chicos. Por ejemplo, se relaciona con la reprensión de un padre, cuando su hijo hace una travesura y hay que “disciplinarlo”. Algunas veces, cuando las personas cometen alguna falta o error, deben comparecer ante un comité disciplinario. Incluso en algunas religiones, la disciplina es comparada con la reprimenda por faltas cometidas.

Pero ahora, vayamos un poco más lejos, la disciplina es a menudo confundida con hacer algo obligada o metódicamente, como cuando el niño dice, no quiero ir a estudiar, o no quiero ir a las clases de piano, o de violín, o karate, o natación, pero es forzado a asistir, porque debe “TENER DISCIPLINA DE CUMPLIR CON SUS OBLIGACIONES”.  Cuando la verdadera disciplina es cumplir con una tarea disfrutando de ella.
Poniéndolo de otra forma, cuando alguien tiene una deuda con una tarjeta de crédito, debe cumplir por ley con el pago de la deuda, pero esto realmente no tiene que ver con la disciplina. La disciplina debe empezar por no gastar más de lo que se gana, para no endeudarse más de la cuenta, luego viene la disciplina de guardar el dinero para pagar la deuda contraída, y no gastarlo en otras cosas.
Otro ejemplo, es cuando alguien se levanta todos los días a correr muy temprano; puede ser que solo siga las instrucciones del médico, pero si en realidad no comprende los beneficios de correr para su salud y su vida, entonces lo más probable es que lo abandone al poco tiempo, porque lo hará solo por rutina, y no disfrutará del placer del aire fresco, la energía que le dejará el ejercicio matutino, el control de su peso, el mejor rendimiento físico y mental, etc.
Al niño debemos darle instrucción, no solo enseñarle  que está obligado a seguir instrucciones, la misma Biblia nos dice que debemos enseñar al niño el camino en el que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él (Pr 22:6); lo que nos lleva a entender que, quien es instruido en los beneficios de hacer las cosas bien, las hará de esta manera, con el interés de disfrutar de los beneficios que esto conlleva.
En resumidas cuentas, la disciplina no tiene que ver con estas cosas, la verdadera disciplina, como enseñamos en nuestras escuelas es: “HACER LAS COSAS BIEN, PORQUE YO QUIERO QUE ME SALGAN BIEN, Y SIN NECESITAR SUPERVISIÓN ALGUNA, PORQUE YO COMPRENDO LOS BENEFICIOS DE LO QUE HAGO”
La próxima vez que pienses en enseñar disciplina no olvides que para inculcarla, es mejor explicar los beneficios que tiene hacer las cosas bien, de esta manera, con el tiempo, la excelencia en las actividades se vuelve un hábito tan enraizado, que lo único que pueden cosechar las personas es éxito en todo lo que emprendan, porque todo lo harán con excelencia.
Y si eres alguien disciplinado, ¡felicidades! Ahora puedes tomar la disciplina de mejorar cada día lo que hiciste el anterior, o sea, tener la disciplina de aumentar tu disciplina todos los días. ¡Bendiciones!
Mario A. Lorenzana
Doctor of Martial Arts Science
Director Lorenzana’s Martial Arts Studios

domingo, 15 de noviembre de 2015

OTRA VEZ? PARA QUÉ? YA ME ABURRÍ :/


REPETICIÓN, REPETICIÓN, REPETICIÓN... Y MAS REPETICIÓN


En 2007, durante una visita a la escuela de mi maestro Bob Liles, conocí mis primeros ejercicios o "drills" con arnis (Doce Pares) y recordé la primera vez que tuve contacto con un arma en artes marciales.
La frustración, la desesperación de no poder fluir en el movimiento, la impotencia de sentirte tonto, por no poder desarrollar las secuencias o ejercicios de la manera que lo hacen los demás y la voz interna repitiendo “tengo que aprender y superarme para la próxima clase, mañana repasaré sin descanso”

He seguido aprendiendo y puedo darme cuenta de lo poco que sé de este arte marcial, pero aun me esfuerzo por tratar de mejorar la calidad de mi movimiento y de mi trabajo de maniobras (Footwork). Tengo la dicha de estar aprendiendo de un gran instructor de PTK, Lakan Guro Ron Fortin, un Marine texano, descendiente de filipinos, muy paciente, dedicado a la hora de enseñar, que radica en Antigua Guatemala. Guro Ron (como me gusta llamarlo, pero siempre que lo hago  me corrige)nos ha dado unas lecciones muy interesantes, cargadas de repeticiones y más repeticiones, por ejemplo, la primera vez que nos reunimos a entrenar, hicimos los golpes en ángulos 1 y 2 más de 1400 veces. Estas son lecciones que me traen siempre a la mente recuerdos de mis 42 años involucrado en las artes marciales.

Pero la enseñanza más recurrente en todas las lecciones aprendidas de maestros ha sido siempre la repetición, una y otra vez repetimos el mismo movimiento, y así debe ser, para poder llegar a alcanzar un determinado grado de maestría.

Claro! No basta con repetir desganadamente lo mismo todos los días, esa clase de repaso equivale a repasar una y mil veces con un bolígrafo la misma letra sobre un pedazo de papel, si no le prestas atención a lo que haces y si no buscas mejorar tus trazos, acabaras por abrirle un agujero al papel y de todas formas seguirás teniendo la misma letra, lo importante es hacerlo de manera consciente y buscando mejorar los trazos para que tu letra se vuelva cada vez más legible y más estética, mejorando también la velocidad de tu escritura, al grado que si prestas atención, si aprendiste a escribir con lápiz de grafito, al escribir ahora con esa misma clase de lápiz, tus trazos son sorprendentemente más rápidos y más estéticos, y esto en parte se debe a la memoria subconsciente y la memoria muscular.

Así,  con el movimiento pasa lo mismo, debes repetir una y otra vez, teniendo conciencia de la importancia de mejorar cada día tus trazos y la aplicación de cada principio y aspecto de tu técnica. No basta con hacer una secuencia cada vez más rápido, si sacrificas la calidad del movimiento por la velocidad. Debes practicar para mejorar tu trazo, tu fluidez, tu aplicación, tu potencia, tu efectividad, tu comprensión, tu capacidad de re formular las secuencias, tu estética, tu capacidad de explicar el movimiento a otros. Si aprendes una técnica, sabrás una técnica, si comprendes un principio, entonces sabrás mil técnicas. Si sabes moverte eres un experto, pero si sabes el porqué de cada movimiento, entonces vas camino a la maestría. GM Rene Tongson (El Guardián del sistema de Arnis Clásico Abaniko Tres Puntas), me contó que sus primeras lecciones fueron meses con los golpes uno y dos y el trabajo de pies, mientras su maestro cocinaba y le contaba historias, que muchas veces no estaban relacionadas con el arte marcial; entrenaban todos los días de 1 a 2 horas y el fin de semana en sesiones más largas. 

La repetición va más allá de todo lo anterior, también te recuerda la humildad y la constancia necesarias para llegar a convertirte en un verdadero maestro de artes marciales, todos los grandes maestros que conozco, son humildes y han aprendido de esta manera. El problema con las escuelas de hoy, o más bien con los practicantes de hoy, es que no quieren pasar por procesos largos de aprendizaje, no quieren repetir y repetir lo mismo, y si lo hacen, no se preocupan por mejorar en cada repetición. La sociedad actual es acelerada, está ansiosa de aprender rápido y sin mayor detalle, por eso muchos artes se han ido diluyendo. 

No quiero decir que el aprendizaje deba ser lento por excelencia, me refiero a que cada practicante es responsable de manejar apropiadamente la información que le es trasmitida por el maestro, y para ello es necesario dar un  paso y dejar esa etapa de practicante, para convertirse en alumno y luego en discípulo de su maestro. 

Los discípulos de Jesucristo, el maestro que partió en dos la historia de la humanidad (A.C./D.C.) pasaron por distintas etapas, yendo de oyentes a creyentes, de creyentes a siervos, de siervos a amigos y algunos terminaron dando enseñanzas como las de su maestro. Este es un ejemplo que todos aquellos que anhelamos llegar un día a ser maestros podríamos seguir y me atrevo a decir que si lo hacemos lograremos triunfar en esa y muchas otras metas que podamos trazarnos, después de todo, esto es lo que realmente se llama disciplina, o como lo decimos en nuestras escuelas: “disciplina es hacer las cosas bien, porque yo quiero que salgan bien, sin necesidad de nadie que me vigile mientras las hago”

APRENDE, REPITE, REPITE, REPITE, VUELVE A REPETIR; MEJORA LO QUE HICISTE ANTERIORMENTE CON CADA REPETICION; SI NO ENTIENDES PREGUNTA Y VUELVE A REPETIR, MEJORALO. CUANDO TE CANSES, SOLO VUELVE A REPETIRLO Y RECUERDA, MAÑANA PODRAS REPETIR OTRA VEZ Y MEJORAR LO QUE HICISTE HOY… EL CAMINO DE LA MAESTRÍA NO TIENE ATAJOS, ESTA LLENO DE LECCIONES APRENDIDAS DE CADA ERROR Y PAVIMENTADO CON MUCHAS GOTAS DE SUDOR, ADELANTE!