La palabra disciplina es confundida o mal
interpretada tan a menudo que, se vuelve algunas veces una palabra temida por
grandes y chicos. Por ejemplo, se relaciona con la reprensión de un padre,
cuando su hijo hace una travesura y hay que “disciplinarlo”. Algunas veces,
cuando las personas cometen alguna falta o error, deben comparecer ante un comité
disciplinario. Incluso en algunas religiones, la disciplina es comparada con la
reprimenda por faltas cometidas.
Pero ahora, vayamos un poco más
lejos, la disciplina es a menudo confundida con hacer algo obligada o metódicamente,
como cuando el niño dice, no quiero ir a estudiar, o no quiero ir a las clases
de piano, o de violín, o karate, o natación, pero es forzado a asistir, porque
debe “TENER
DISCIPLINA DE CUMPLIR CON SUS OBLIGACIONES”. Cuando la verdadera disciplina es cumplir con
una tarea disfrutando de ella.
Poniéndolo de otra forma, cuando
alguien tiene una deuda con una tarjeta de crédito, debe cumplir por ley con el
pago de la deuda, pero esto realmente no tiene que ver con la disciplina. La disciplina
debe empezar por no gastar más de lo que se gana, para no endeudarse más de la
cuenta, luego viene la disciplina de guardar el dinero para pagar la deuda contraída,
y no gastarlo en otras cosas.
Otro ejemplo, es cuando alguien
se levanta todos los días a correr muy temprano; puede ser que solo siga las
instrucciones del médico, pero si en realidad no comprende los beneficios de
correr para su salud y su vida, entonces lo más probable es que lo abandone al
poco tiempo, porque lo hará solo por rutina, y no disfrutará del placer del
aire fresco, la energía que le dejará el ejercicio matutino, el control de su
peso, el mejor rendimiento físico y mental, etc.
Al niño debemos darle instrucción,
no solo enseñarle que está obligado a
seguir instrucciones, la misma Biblia nos dice que debemos enseñar al niño el
camino en el que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él (Pr
22:6); lo que nos lleva a entender que, quien es instruido en los beneficios de
hacer las cosas bien, las hará de esta manera, con el interés de disfrutar de
los beneficios que esto conlleva.
En resumidas cuentas, la
disciplina no tiene que ver con estas cosas, la verdadera disciplina, como
enseñamos en nuestras escuelas es: “HACER LAS COSAS BIEN, PORQUE YO QUIERO QUE
ME SALGAN BIEN, Y SIN NECESITAR SUPERVISIÓN ALGUNA, PORQUE YO COMPRENDO LOS
BENEFICIOS DE LO QUE HAGO”
La próxima vez que pienses en
enseñar disciplina no olvides que para inculcarla, es mejor explicar los
beneficios que tiene hacer las cosas bien, de esta manera, con el tiempo, la
excelencia en las actividades se vuelve un hábito tan enraizado, que lo único que
pueden cosechar las personas es éxito en todo lo que emprendan, porque todo lo
harán con excelencia.
Y si eres alguien disciplinado, ¡felicidades!
Ahora puedes tomar la disciplina de mejorar cada día lo que hiciste el
anterior, o sea, tener la disciplina de aumentar tu disciplina todos los días. ¡Bendiciones!
Mario A. Lorenzana
Doctor of Martial Arts Science
Director Lorenzana’s Martial Arts
Studios
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