En el mundo de las artes marciales, no es poco común entrar a una
escuela adornada con estos caracteres que son elegantes y muy llamativos para
algunas personas; de igual manera vemos a mucha gente portar uniformes y cintas
(o cinturones) con escritura china o japonesa. La caligrafía china es el arte de la escritura
con tinta y tiene más de dos mil años de historia.
Se dice que la belleza de los caracteres chinos muestra la energía
interior (Qi) del calígrafo, fluyendo a través del movimiento del pincel, el
gesto de la mano, la forma del trazo y la tinta. Cada trazo es un recorrido más
allá de lo estético, pasando por lo técnico y filosófico, hasta llegar a lo espiritual.
La práctica y el aprendizaje del arte de la caligrafía permite disfrutar de una
profunda sensación de tranquilidad y paz interior. También nos deja importanes
lecciones como la fluidez el carácter y la seguridad con la que se debe
ejecutar cada trazo, sin olvidar el compromiso de que una vez hayamos tocado el
papel con el pincel y la tinta iniciado un trazo, debemos llegar hasta su culminación;
Cuando los practicantes de artes marciales aprenden caligrafía, encuentran
similitudes con el movimiento. Para un calígrafo el movimiento de la espada y
su sutileza es una fuente de inspiración. No podemos olvidar que la escritura
es tan poderosa como cualquier arma. Para un maestro de artes marciales, la
caligrafía equivale a la destreza de la espada reflejada sobre el papel.
Al igual que el origen de las artes marciales chinas, la invención
de los caracteres chinos se atribuye a una leyenda de la antigua China conocida,
pero que no está registrada como un dato histórico. Según la leyenda el
Emperador Amarillo (igualmente figura mitológica China que se supone
habría reinado entre el 2698- 2598 a.C.) descontento con el método de
información de grabación, encarga la tarea de crear los caracteres para la
escritura a un personaje llamado Cang Jie. (esto me hace pensar en la similitud
del nombre dado por la escritura japonesa a los caracteres derivados de los
chinos – kanji)
Cuenta la leyenda que Cang Jie prestó atención a las características
de la naturaleza que le rodeaba para hacer una larga lista de caracteres
presentándole al Emperador un sistema completo de escritura. Este sistema
de caracteres se transmitiría y enseñaría a cada una de las nueve provincias.
No es necesario que los artistas marciales sepan caligrafía
china o japonesa, no es necesario que hablen esos idiomas, no es necesario que
adopten todas las costumbres o la cultura de esos países, pero si es importante
que conozcamos un poco acerca de las raíces de los sistemas, estilos o artes
que practiquemos; por ejemplo, podemos aprender a tocar un instrumento de oído y
ser muy buenos en ello, pero para poder decir que somos músicos deberíamos
aprender a leer la música y para ello es necesario que comprendamos su
nomenclatura, de igual manera, podemos ser hábiles para dibujar pero si no
conocemos las técnicas apropiadas no podemos afirmar que somos pintores.
La intención de escribir esta nota es porque en LEMACS enseñamos
que el Arte Marcial no es algo que se limite únicamente a la practica de formas
de combatir, ni a formas de hacer ejercicio o deporte, el arte marcial va más
allá de brincos, gritos, golpes y patadas, es algo que se vuelve parte de
nuestra vida en cada una de las diferentes actividades que tenemos, en
resumidas cuentas, como siempre lo decimos, es una forma de vivir.
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